Emocionado y nervioso, Massita iba de acá para allá cual rockstar con unos chupines spandex, zapatitos animal print y la corbata negra finita. Mientras memorizaba nemotécnicamente las distintas combinaciones verbales del Romancero Vacuo ("pensar el pasado conjugando el futuro", "cristalizar el presente si descuidar el gerundio" y todo eso) pidiole al vocero Juancru:
– Nene, fijate si me conseguís lubricante tulipán porque ya no me entra más nada y tengo el tulipán peor que un gladiolo, nene
– ¿Lo tuiteo eso, Sergio? –respondiole el Juancru
– No neeene, cómo me equivoqué con vos. La próxima me lo traigo a Iúdica, que con 10 gramos y una petaca de marraschino lo tengo una semana gritándome "genio bendecido por los ángeles"por toda Nueva Short
– Sa sa sa, sa sa saaaa
– A propósito, preguntale a Amadeo qué pasó con esos viejitos que pedí que me consiguieran para acariciarlos, sobarlos y darles cachetaditas antes de entrar al Council of Americas. Me cagó el muy puto...
– No, jefe, me dijo que acá están sindicalizados y no se dejan tocar, y mucho menos por un salame como usted. Bué, eso lo dijo él, eh
– Y Redrado dónde anda?
– Hace dos días que está guardado en un puticlub de Oakwood; lo tatuaron, le hicieron la permanente y se lo pasaron como tres cuerpos de guardacostas. El tipo feliz, pero no lo pudo sacar ni Giuliani
– Más respeto con Giuliani, tolerancia cero, pibe
– Lo tuiteo eso, Sergio?
– ....
En eso apareció el mismísimo Rudolph Giuliani con una sudadera que decía "sexy mothefucker". "ATENCIÓN", ordenó Amadeo, el Montonero de La Horqueta, y todo el mundo se cuadró ante el ex alcalde de un metro sesenta y dos
– Suficiente, puedan continuare –dijo Giuliani con una sonrisa enorme
– Maestro, maestro, siento la misma emoción que Mauricio cuando recibió a Sri Sri Ravi Sankar y éste le recitó las 21 fábulas de los tres chanchitos en braille –le mumuró Massita en el tono de los bee gees, mirándolo fijamente a los ojos y con la boca tan abierta que casi se le termina dislocando la mandíbula
– My boy, my boy... –masculló Guiliani acariándole el mentón– Sé que soy irresistible, pero vamos al nuestro asuntico. Vos ahora tenés que volver allá, a Río de Janeiro, tierra de gaúchos y remises, después de entregar el ocote acá de una manera, diría yo, escandalosa, ¿ah? Dijiste que ibas a garantizar nuestras inversiones, dijiste que la OEA debería ser la árbitro de la región y que había que "reciclar" el Mercosur, y también dijiste lo que todos queríamos escuchar de esa bocota generosa: que Venezuela es una democracia pero que parece uno dictadura. Je, pffff, my boy, vaya si te lo agradecemos, pero también nos preguntamos como se puede ser tan sucker o, cómo dicen ustedes, tan.... "chupapijos", ah, jaja. Y si nosotros pensamos eso, qué pensarán allá, en tierra de gaúchos y locutorios. Por eso, queremos devolverte la yentilezza...
– No sé si soy merecedor, Maestro –rompió en llanto Massita abrazándole los tobillos
– Levántate patán, y escucha –se molestó Giuliani–. Ahora vamos a entregarte el botón antipánico para tuyo solo. Vos allá decís que es prototipo de último generación para controlar a las guachines de Saint Fernando, je, para solucionar las verdaderas problemas de la gente, como decís vos, pero en realidad es PARA TUYO SOLO, ¿ok? Si tenés quilomba, lo apretás en Narcodelta y suena en el Pentágono...
– Nordelta, maestro
– Norrrr.... verrrga!!! Me importa una mierda cómo se llama ese pantano! –vociferó Guiliani visiblemente alterado
– Perdón, Fito ¿puedo decirle Fito?
– Ohhhh, ya ya ya. Decía entonces que vos apretás botón en Nordelfucker y suena en Pentágono, como la puerta de ustedes para que no se les metan los rochas. Si tardan en atender no te hagas drama, son líneas rotativas, ¿ok?
– Aleluya, mi alcalde –sollozó Massita
– ¿Y qué tal si salimos todos a bailar, todos a bailar, todos a bailar? –propuso Amadeo
– Me encantaría –sonrió Giuliani– pero voy con retraso y tenga que atender pila de macacos de otras etnias. Buon viaggio, ragazzi
