¿SER O NO SER PERONISTA?

“Es preciso que nos entendamos. Yo hablo de algo seguro y de algo posible”, decía en “La luna con gatillo” Raúl González Tuñón, uno de los más grandes poetas, no precisamente peronista, que dio esta tierra. El origen de este post es una cadena de mails que arrancó un mes atrás con un correo ya recurrente y que a esta altura puede definirse como del “romancero popular”. En este caso, un mail escrito por una argentina residente en Italia, pongámosle “Rosita”. Una chica que dice no haber votado a Cristina sino a Pino Solanas pero que estuvo haciendo “un balance del gobierno de Cristina” y está de acuerdo con tener una aerolínea de bandera estatal, con la ley de medios, la distribución del ingreso, la política de derechos humanos y bla bla bla. “No soy kirchnerista ni peronista, pero la verdad es que estoy de acuerdo con un montón de cosas”. Desde Italia, “Rosita” ha hecho un “balance” del gobierno de Cristina, “no de el de Kirchner”. ¿Por qué algunos no conciben a esta gestión como la natural continuidad del gobierno de Néstor Kirchner?

Coincido en todo con el punteo de “Rosita” respecto de los lineamientos del gobierno popular. Es una más de los que se encolumnan tras esta gestión por “oposición” al cachivache de la oposición. Sin embargo, barrunto que el mail nace de un conflicto de género. “Me parece de un machismo repugnante procurar permanentemente hacer quedar a la Presidenta como una boluda, sugiriendo que cogobierna con el marido, cuando ha dado cabales muestras de tener once veces más pelotas que él”. De acuerdo, yo también aborrezco al gorilaje troglodita que califica a Cristina de “yegua” o a los que no se bancan tener una Presidenta inteligente, con huevos, preciosa y encima peruca. Si el problema de género sirve como disparador del resto me parece estupendo. Ahora, si todo se reduce a un tema de género sospecho que estamos acotando el problema de fondo a un asunto de patas cortas. Un clásico: el árbol o el bosque.

A este mail le sucede otro de un gorila de siete suelas radicado en San Pablo, Brasil, que se autodefine “lulista” y aduce estar “de acuerdo en considerar inaceptable los discursos que apelan a insultos y a descalificaciones machistas” pero inmediatamente aclara estar “extremadamente en desacuerdo con la política del actual gobierno y con el estilo de la presidenta, por varios motivos: (…) el no respeto de los principios republicanos (…), la constante búsqueda de confrontaciones extremas (…), la mentira (…), hoy no existe nadie en el mundo que desee invertir pesado en Argentina”, entre varios otros conceptos dignos de Marianito Grondona, y algo que raya con el grotesco: “Una presidenta que no respeta su propia investidura, que actúa como si la presidencia le perteneciera y no reconociendo que esa función le exige adecuarse a normas” de protocolo. Triste.

Respondo, ateniéndome a que el listado de mails incluye a varios ex compañeros de militancia: “Hermano esto no es terapia. Acá se enfrentan dos modelos de país y no creo que estemos en situación de deshojar veleidades republicanas. Primero consolidemos el modelo, después discutimos el sexo de los ángeles. Pino que siga votando con la derecha y Carrió que siga diciendo que los ‘hijos’ de la Noble son ‘nuestros hijos’. PATRIA SI, COLONIA NO. VIVA PERON CARAJO!!!”. Un cumpa me responde: “Me ahorraste el fastidio que me provocaba tener que responder a tanta pulcredad de clase media con asquito; se habla y se escribe (¿al borde de la ingenuidad?) como si no existiera un poder concreto (con ideología, intereses y representantes parlamentarios) enfrentado a los cambios generados por este gobierno”. Y una legendaria amiga hace lo propio: (…) “No soy liberal y no construyo desde la perspectiva de la política liberal disfrazada de progresismo sino desde la política de los movimientos populares latinoamericanos (…) Dejen de jugar a las estrellas de discurso maravilloso pero que jamás pisaron un barrio del conurbano para entender de qué va la cosa”.

El gorilete supuestamente “lulista” me retruca: “Cuando quieras discutir ideas, escuchando opiniones divergentes, en forma racional, por favor, avisame (…) ¿Te parece que no es importante que la política transcurra dentro de límites republicanos? ¿Por qué? (…) ¿Dónde está el análisis y el razonamiento en la frase ‘VIVA PERÓN. PATRIA SÍ COLONIA NO? (…) Es una frase apelativa que no explicita ninguna información en la que basar un juicio y un razonamiento”. A la mierda, hemos vivido equivocados aquellos que creemos que PATRIA SI COLONIA NO encierra TODO el contenido necesario para construir una sólida línea de pensamiento nacional. Hay que joderse, se ve que algunos pretenden un país habitado por 40 millones de Marios Mactas hablando pelotudeces en un zaguán mientras se define un modelo.

Me pregunto: ¿hay algo peor que un gorila “progre” autoexiliado? Me respondo: sí, un peronista vergonzante rebajado a darle explicaciones a un gorila “progre” autoexiliado, con todo lo que ello implica, más la decepción que trae aparejado ver cómo viejos compañeros de militancia le entregan el rosquete a un tilingo soberbio que les pide dirigirse a él con inteligencia, sensibilidad y buenos modales.

También preocupan otros temas. Por caso, ser “K” pero “no peronista” puede tornarse contraproducente a largo plazo. Claro que es el momento de sumar y no de restar, pero ¿qué otra cosa son los Kirchner sino la continuidad de una línea de pensamiento y acción que arranca con San Martín, continúa con Rosas e Yrigoyen y se afianza definitivamente con Perón? Si no entendemos esto, corremos el riesgo de estar parados en el aire, y no sé cómo podremos sostener en el tiempo éste o cualquier otro modelo nacional y popular. El peronismo no sólo como expresión política, sino como filosofía y como forma de vida. “Nunca me metí en política, siempre fui peronista”, decía el Mono Gatica. ¡No lo hagan en sus casas! Háganlo en sus almas.

Pibe