Con Juanita coleccionamos las figuritas del Mundial. Hojeando el álbum me doy cuenta de que ningún jugador resulta más pertinente para ilustrar una figurita que el uruguayo. Son anacrónicos. El jugador uruguayo es un clásico que nunca se excederá en recursos estéticos ni climas de época. A lo sumo puede pelar un gel suave, algún parco flequillo beatnik o una incipiente melenita stone, pero a la larga se mantendrá sobrio como un soldado.
Cualquier arquero oriental surcará Mundiales alternando buzos negros y grises, jamás recurrirá a un verde flúo o un dibujo irregular. Si resistió a los '90, cuando las tricotas arqueriles eran lo más parecido a la indumentaria de Loco Mía, queda claro que ya nada logrará perturbar su refinada prudencia ornamental. Fucile, Suárez o Pereira podrían estar en las figuritas de Brasil 50. Schiaffino, Obdulio Varela y Ghiggia cuajarían perfectamente en los cromos de Sudáfrica 2010. El rictus, por lo general, es el de un caprino concentrado. La excepción de la regla: el loco Abreu. El jugador uruguayo es así: el más idóneo para habitar una figurita.
Un saludo a los muchachos orientales, que abandonaron el sueño de la copa pero por la puerta grande.
2 comentarios:
y usted, a que adjudica esa cualidad?. Buena la reflexión, interesante
Amigo Moo, son especulaciones mías que nacen de la obervación objetiva. No descarto que en la intimidad anden con bandanas y calzas, pero a la vista de mundo, como los 33 orientales, siempre son los más moderados. A mediados de los 80, en Montevideo, un joven uruguayo me dijo refirièndose a Fontova: "Acá no escuchamos esas cosas, son para putos". Imagínese el resto.
Un abrazo
Pipo
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