martes, 24 de agosto de 2010

CRÍTICA: LA CULPA LA TIENE EL GOBIERNO

El conflicto de Crítica me retrotrajo al año 86, cuando yo trabajaba en Diario Popular de los Kraiselburd. En ese momento había dos turnos porque el grupo editaba también La Gaceta, que estaba por cerrar. La gente de la Lista Naranja armó un quilombo tremendo. Los cuadritos troskos que conducían esa interna se cagaron en todos los trabajadores del diario. Digo se cagaron porque, un vez más, poco les importó cuidar la fuente de trabajo de sus compañeros, muchos de ellos incautos que compraron el chamuyo flaco y sectario que los caracteriza. Después vino el cierre de La Gaceta y el manejo del conflicto fue demencial. Eran Mitre mandando soldados al matadero.

Salvando las –enormes– distancias, la gremial del diario Crítica cometió dos errores centrales e ingenuos: dejar de hacer la publicación (impresa y online) y echarle la culpa de todo al gobierno, al que mientras duró el proyecto “progresista” –que el propio Lanata definió de antemano como de línea editorial “entre Perfil y La Nación”– no pararon de pegarle por los cuatro costados.

Si uno lee el blog de los trabajadores de Crítica encuentra lo siguiente: “El Gobierno de Scioli también le debe a Crítica”; “El Gobierno debe evitar que los trabajadores de Crítica queden en la calle”; “A. Fernández no recibió a Crítica (Clarín)”; “Télam: Aníbal Fernández recibió a trabajadores del diario Crítica” (¿los recibió o no?).

Crítica sale a la venta el 2 de marzo de 2008 con una tirada inicial de 80.000 ejemplares. Lo dirije un año Jorge Lanata, pero se abre aparentemente por diferencias con el actual accionista mayoritario, Antonio Mata. Hasta donde yo sé a los socios (como a los amigos) los elige uno mismo, no se los impone nadie (lo mismo paso con Sokolowicz en Página 12 y con Yelin en revista Veintitrés).

Las ventas cayeron estrepitosamente (en abril de 2010 vendía un promedio de 5 mil ejemplares) y la publicación se volvió inviable. Lanata llegó a atribuirlo a la impericia periodística de su socio. Sin embargo, la realidad dice que el proyecto había fracasado mucho antes: por caso, las famosas “tapas
transgresoras” con títulos de películas que habían sido novedosas en los 80 caducaron hace rato, nunca evolucionaron. Ya no rankean al lado de una tapa de Barcelona o la irreverencia de un buen post bloguero. La gráfica y el discurso eran viejos, y el gordo patinaba en su propio hedonismo. Tampoco prosperó la pretensión de atraer lectores de Página 12 despechados. Demasiada gente trabajando para tan pocos lectores.

Desde que empezó el conflicto, quedaron 130 de los 190 trabajadores que integraban inicialmente la planta del diario, ya que algunos se fueron a otros medios. Es verdad, el gobierno adeuda una pauta publicitaria. Luego de varias idas y vueltas, el Grupo Olmos –el mismo que gerencia la obra social de la UOM y edita el matutino Crónica– se haría cargo del diario. Aparentemente ya compró la marca Crítica y la idea no es comprarle a Papel 2.0, la sociedad de Antonio Mata, sino crear un nuevo medio con el mismo personal. Necesitarían, claro, pauta oficial. Ojalá que se concrete, por el bien de esas familias La pregunta es: ¿esta vez las deliciosas criaturas perfumadas lograrán imponer la defensa de la fuente de trabajo por sobre el gorilismo progre filosojero?

1 comentario:

Mario Paulela dijo...

Gran análisis. 100% de acuerdo.