
Como no podía ser de otra manera, ese enano tiene un perro del tamaño de un búfalo, con dientes en tijera, babas que le cuelgan y una mirada lapidaria. El perro produce un ladrido grave y penetrante que se escucha claramente en un radio de cuatro manzanas. Y el caso es que el jardín del enano da al pulmón de mi manzana. Entre las doce de la noche y las cuatro de la mañana el búfalo ladra si interrupción, salvo –conjeturo– para tomar agua o acompañar al enano hasta el biorci. Cada noche los puteo a viva voz, infructuosamente. Con ese quilombo duerme Gardel.
Cada noche, mi fantasía es la siguiente: armo uno de esos rifles con mil piezas y silenciador, esos fierros de precisión que se usan para atentar contra un presidente o contra un Papa. Abro la ventana, piso 7, le apunto al búfalo y… ffeecchhh, le acomodo un corchazo entre los ojos. Se desploma en el acto. Inmediatamente aparece el enano con los dos celulares, llamando al 911 y gritándome “esto no va quedar así, hijo de puta”. “Claro que no va a quedar así”, susurro, mientras activo la mira infrarroja que le dibuja un punto bermellón en el medio de la mollera. Otra vez, ffeecchhh, y adiós noena. Entonces me tiro de espaldas sobre la cama y me duermo al toque, como un ángel.
Por hoy dejamos acá.
3 comentarios:
yo lo entiendo pibe. Es logico. Enano y con guita y encima con perro ladrador.....ya lo dijo el general. A los enemigos, ni justicia.
(lo que pasa es que cuando nos venimos viejos cada dia se duerme menos, antes te podian cantar la marsellesa y vos te dormias igual)
muy bueno P.P., hay que pensar que tal vez venga la policia mañana o pasado, habra q hacer algo con ello...saludo patagonico
La policía ES el enano compañero. A deshacerse del arma y a dormir en paz...
Saludos
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