jueves, 2 de septiembre de 2010

ARQUITECTURA PASIONAL DEL PERONISMO

Lo genial, lo superior, lo trascendente de Favio es que hizo del peronismo una obra de arte que sobrevivirá por los siglos de los siglos (además de lograr actuaciones memorables de troncos como Bebán, Camero o la Borges, lo cual sugiere que manejaba también algún poder alquímico). Con Perón, Sinfonía del Sentimiento, nuestro Gran Director se mete de cabeza en un trabajo de arquitectura pasional. Mi amiga Nilda me reenvía (del sitio mágicas ruinas) este fragmento del libro “La memoria en el atril: entre los mitos de archivo y el pasado de las experiencias” (Ed. Colihue), compilado por Horacio González (capítulo III, “El film y la biblioteca: Memoria y política El caso Favio”, Gustavo Nahimías). Estas líneas ilustran el genio de Favio:

“Bueno, el hecho es que no había, por lo menos en nuestra búsqueda intensa, muy intensa, una sola imagen filmada de Perón en el 17 de Octubre del '45. ¿Qué es lo que había? Por un lado, fotos, muchas fotos. Por otro lado, el audio del discurso. Nosotros teníamos fotos y audio del discurso. Leonardo atribuye esto a que Perón llegó casi sorpresivamente al balcón ese día. Él dice que tomó por sorpresa a todo el mundo y nadie lo esperaba. Los agarró por sorpresa a todos. Me parece que es una teoría válida porque Perón mismo cuenta todo esto. El tema es que no había material. ¿Cómo hacíamos entonces para lograr imágenes fílmicas de todo esto? Se buscaron dobles, en base a las fotografías que había. O sea, dobles de todos los actores históricos reales, por llamarlo de alguna manera, que eran, por supuesto, Farrell, Quijano, bueno, de todo el mundo que estaba ahí se buscaron dobles, incluso de Perón. En algunos planos se acomodaba a Perón. Cuando a Perón lo veías, estaba de frente. Los planos no eran planos de frente, se lo veía porque planos generales había, generales tomados en otro lugar que más o menos lo vas cambiando. Se puede agregar eso digitalmente. El tema, es cuando la cara de Perón la tenés ocupando todo el ancho y el largo del diámetro de pantalla. Entonces, los contraplanos, como se llama en el cine, donde Perón no aparece de frente, lo que hay es un doble de Perón acompañado por los dobles de los demás personajes. Esta fue una de las formas. Otra de las formas fue poner al Perón verdadero. En algunos casos, se puso al Perón verdadero, y ¿qué se hacía? Se tomaba un Perón de otros discursos, se lo rostrocopiaba. Rostrocopiar es un sistema de trabajo en computación con el cual se sigue la línea fotograma a fotograma, armándose como una máscara, se dibuja alrededor del personaje y se enmascara todo lo demás: digamos que se extrae al personaje (...) Es muy difícil mentir a Perón. Perón es un ícono. Perón, Evita, son personajes que el más mínimo error es visible. Quijano puede ser doble, puede pasar. Entonces, se tomaron dobles. Los dobles acompañaban el movimiento de acuerdo al movimiento que teníamos nosotros en la película. De hecho por ahí había algunos que se metían y había empujones, alguno que quería aparecer más en el balcón... (risas), había todo ese tipo de cosas que había que repetirlas de nuevo. El personaje que hacía Farrell, que se llama Aníbal Sylberberg, era muy gracioso. En realidad él estaba queriendo ser actor y figurar como actor, y nosotros constantemente teníamos que disimular que eran actores y entonces venía toda una discusión. Yo le decía ‘tenés prohibido hacer cualquier tipo de reportajes’ (risas) y él, que quería ser actor y había actuado de Farrell, no se lo podía contar a nadie... (risas).

– Y la escena del regreso de Perón, cuando va en el auto y se lo ve llorar...
– Es una truca, obviamente.
– La lluvia sobre la ventanilla y, adentro, Perón parece estar llorando...
– Sí, sí. Pero eso es lo maravilloso de Leonardo. Leonardo le saca jugo a la historia. Esto es lo más maravilloso. Lo más maravilloso no es la técnica. Hoy en día, toda esa técnica que para nosotros es una maravilla hoy está perimida. Todo eso que hace ocho años era de avanzada, hoy ya perimió. Lo que tiene este hombre, es el poder de sacar jugo continuo de las cosas y mostrar el punto de la emoción.”




Dijo Favio al cumplirse los 10 años de la película: “Es que el peronismo tiene la poesía incorporada en sí mismo. Si hablás de peronismo no te podés escapar de la poesía. Tiene una historia melodramática, es pura emoción. Si no, cómo podría alguien decir ‘la vida por Perón’. ¿A alguien se le hubiese ocurrido decir, por ejemplo, ‘la vida por Alfonsín’? Ni siquiera rima. Y mire que siento respeto por Alfonsín y no porque se haya muerto. Me acuerdo de que me mandó una carta muy linda cuando hice Gatica. Pero hacé un análisis de los artistas que se han enamorado de Perón: Manzi, Discépolo, Cátulo Castillo, Carpani. Le digo más: si Giuseppe Verdi hubiese sido argentino, habría sido peronista”.

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