Leemos en revista Hola (otra majadería de Perfil, esta vez dedicada a la “realeza” local) una nota imperdible sobre Karina Rabolini firmada por Silvina Ajmat:
Siempre fue conocida. Antes, porque brillaba en las pasarelas. Después, porque su línea de cosméticos se convirtió en una joyita con la que todas las mujeres amantes del glamour se querían maquillar. Ahora, porque es la esposa del gobernador de Buenos Aires. Es la primera dama de la provincia. De los lujos del mundo de la moda, Karina Rabolini pasó a sumergirse en la problemática social que castiga al feudo más poblado del país, y lo hizo sin que medien grises.
“Cuando Daniel nos dijo tanto a María del Carmen Ballestrini como a mí: Quiero que se hagan cargo de la Fundación (del Banco Provincia), dije, ay, qué voy a hacer ahí. Yo soy madrina de muchas instituciones de trabajo social pero nunca en un cargo tan ejecutivo. Hoy estoy muy orgullosa del trabajo que estamos haciendo, me da muchas satisfacciones, y para mí, demostrarle eso a Daniel, poder sorprenderlo y que nos felicite, es algo que valoro mucho”, relata en diálogo con hola.com.ar. Está vestida íntegramente de blanco, “el color del verano por excelencia”, y se admite “bastante monocromática”. Con un rodete retro y su cabellera rubia parece incorporar algo del look de la mujer peronista con quien la suelen comparar: Eva Perón. También como “Evita”, Rabolini recibe cartas e innumerables pedidos de ayuda. Pero es fiel a su primer amor, la moda, e intenta despegarse todo lo posible del mundo de la política.
Perdón, Silvina Ajmat, ¿quién carajo suele comparar a Rabolini con Eva Perón? ¿Sebrelli? Recuerdo que en 1997 Omar Chabán escribió –a propósito del zoo de Mauro Viale– una nota (creo que en Página 12) en la que afirmaba emocionado que Samanta Farjat era la Nueva Eva Perón. Evidentemente el botarate nunca llegó a cambiar a tiempo de diller, y así le fue, y así nos fue.
En el remate de la nota advertimos múltiples puntos de contacto entre Rabolini y Evita:
La primera dama de Buenos Aires festeja. Sus proyectos personales están encaminados y llega a fin de año con una sonrisa. Aconseja a quien quiera preguntarle cuáles son los colores del verano (“la gama de los lilas y violetas, además del comodín negro o blanco”) y lleva con elegancia un ponchito de hilo de su propio diseño que se animó a incorporar a su colección para la temporada estival, cuyo éxito o fracaso aún es incierto.
Siempre fue conocida. Antes, porque brillaba en las pasarelas. Después, porque su línea de cosméticos se convirtió en una joyita con la que todas las mujeres amantes del glamour se querían maquillar. Ahora, porque es la esposa del gobernador de Buenos Aires. Es la primera dama de la provincia. De los lujos del mundo de la moda, Karina Rabolini pasó a sumergirse en la problemática social que castiga al feudo más poblado del país, y lo hizo sin que medien grises.
“Cuando Daniel nos dijo tanto a María del Carmen Ballestrini como a mí: Quiero que se hagan cargo de la Fundación (del Banco Provincia), dije, ay, qué voy a hacer ahí. Yo soy madrina de muchas instituciones de trabajo social pero nunca en un cargo tan ejecutivo. Hoy estoy muy orgullosa del trabajo que estamos haciendo, me da muchas satisfacciones, y para mí, demostrarle eso a Daniel, poder sorprenderlo y que nos felicite, es algo que valoro mucho”, relata en diálogo con hola.com.ar. Está vestida íntegramente de blanco, “el color del verano por excelencia”, y se admite “bastante monocromática”. Con un rodete retro y su cabellera rubia parece incorporar algo del look de la mujer peronista con quien la suelen comparar: Eva Perón. También como “Evita”, Rabolini recibe cartas e innumerables pedidos de ayuda. Pero es fiel a su primer amor, la moda, e intenta despegarse todo lo posible del mundo de la política.
Perdón, Silvina Ajmat, ¿quién carajo suele comparar a Rabolini con Eva Perón? ¿Sebrelli? Recuerdo que en 1997 Omar Chabán escribió –a propósito del zoo de Mauro Viale– una nota (creo que en Página 12) en la que afirmaba emocionado que Samanta Farjat era la Nueva Eva Perón. Evidentemente el botarate nunca llegó a cambiar a tiempo de diller, y así le fue, y así nos fue.
En el remate de la nota advertimos múltiples puntos de contacto entre Rabolini y Evita:
La primera dama de Buenos Aires festeja. Sus proyectos personales están encaminados y llega a fin de año con una sonrisa. Aconseja a quien quiera preguntarle cuáles son los colores del verano (“la gama de los lilas y violetas, además del comodín negro o blanco”) y lleva con elegancia un ponchito de hilo de su propio diseño que se animó a incorporar a su colección para la temporada estival, cuyo éxito o fracaso aún es incierto.
Aunque no lo parezca, Rabolini es una jornalera silenciosa de la acción social. Su espítiru de lucha es más profundo, porque su concepto de "grasitas" es mucho más abarcativo. ¿Quién dijo que lo único que sabe hacer es solicitar préstamos al Banco Provincia para sus glamorosos emprendimientos o lamerle el upite a la Vieja Legrand? No sean malos.
5 comentarios:
Muy de acuerdo con las referencias, no solo de la tilinga sino del tarado de Cromañón
Una auténtica descamisada!!!
QUE MINA INSOPORTABLE,IGUAL QUE EL NABO DEL MARIDO.
Y la insufrible de Andrea del Boca? ¿Y sombrero loco, la flaca histerica que no me acuerdo el nombre que hizo de Eva y como Bela Lugosi que dormia adentro de un ataud se compro el personaje???
¿hay algun tipo que se quiera hacer el Peron???
La flaca es Esther Goris, y está bien chapita. Ha habido algunos que se creyeron Perón. Vandor fue uno de ellos... POr suerte no existía revista Hola, jajaj
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