“La táctica de las derechas más febriles es siempre la misma: un loco”, definió Luis D’Elía al atentado en el que la legisladora demócrata estadounidense Gabrielle Giffords resultó herida de bala por un tal Jared Loughner, de 22 años, quien además se cargó seis muertos y una serie de heridos en Tucson, Arizona.
“Detrás de los locos están las derechas xenofóbicas y racistas que quieren que haya un mundo con estados ausentes, con grandes franjas de la humanidad pauperizadas y la guerra como motor del bienestar económico de pocos”, graficó hoy D’Elía en comunicación telefónica con Canal 26.
“Hace pocos días dije: ‘cuando la derecha pierde el debate político en el mundo, empieza a matar’. Lamentablemente una vez mas nuestras profecías se hacen realidad.
Cuando vinculo este hecho con el Tango 01 de la Presidenta y la gran cantidad de proyectiles robados de los arsenales de la Fuerza Aérea, respiro profundo y miro al cielo”, aseguró D’Elía.
Giffords, que está casada con un astronauta y acaba de estrenar su tercer mandato, es reconocida como una luchadora por la salud social, los derechos de los ancianos y los niños con capacidades diferentes y por apoyar la reforma migratoria. Lo paradojal de esta legisladora es que, en contraste con muchos otros demócratas, apoyó la segunda enmienda de la Constitución que defiende el derecho a portar armas.
“Sepa el mundo que una de las fundadoras del Tea Party, Sarah Palin, tenía en su sitio web un blanco sobre la foto de Gabrielle Giffords a la cual dispararle”, recordó hoy D’Elía.
En efecto, a principios de 2010, Sarah Palin, ex gobernadora de Alaska y compañera de fórmula de John MacCain, invocó el espíritu de Reagan en la convención ultraconservadora que dio origen al Movimiento Tea Party, destinado a combatir la “política inmoral” de Barack Obama, a quien calificó de “antiamericano y socialista” y acusó de poner en peligro la seguridad de los EEUU. Allí, Palin no se anduvo con vueltas y dijo: “Necesitamos un comandante en jefe y no un profesor de derecho que nos da lecciones”.
Giffords era una decidida estrella política en ascenso que empezó a hacerle ruido a Palin, quien la señaló en un mapa de su página de Facebook como uno de los demócratas a derrotar antes de las elecciones de noviembre de 2010 para evitar la reforma sanitaria de Obama. En esos comicios Giffords le suministró terrible paliza al Tea Party. Su rival republicano, Jesse Nelly –ex marine que prestó servicios en Irak–, invitaba a sus seguidores a aniquilar a Giffords y a “disparar un rifle automático M16 con Jesse Kelly” (SIC). Giffords ya había recibido amenazas por sus críticas a la ley antiinmigración de Arizona y su despacho fue destrozado después que votó a favor de la reforma sanitaria.
Sarah Palin la había puesto en un mapa de Estados Unidos en el que señalaba con la mirilla de un arma los objetivos demócratas a destruir. Ese mapa ya no figura en su página oficial ni en su facebook. Ahora colgó un mensaje de condolencias en el que asegura que ella y su familia rezan por “las víctimas y sus familias, y por la paz y la justicia”. ¿Por qué endilgarle a ella la responsabilidad de que “un loco” interpretara tales mensajes vaciando un cargador sobre Giffords y sobre todo aquello que se moviera a su alrededor?
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