jueves, 30 de junio de 2011

DIARIO EL PAÍS TE EXPLICA EL PERONISMO


Hace dos años, el periódico ecuatoriano anticorreísta y golpista le dejó picando esta frase al bueno de Miguel Angel Bastenier: “Sin ser totalitarios, gobiernos de la región intentan deslegitimar a la prensa con insultos, leyes, descalificaciones...”, a lo que éste respondió: “Es que forma parte de su estética. Tienen que eliminar al enemigo, que es la prensa. Jamás se ha pensado en una ley a favor de la prensa”. Hoy, mientras se le prende fuego la penínsola, Bastenier analiza el peronismo/kirchnerismo/cristinismo y produce este lerú para estólidos ("Del kirchnerismo al cristinismo"):

La capacidad reproductora del peronismo, y en general de las formaciones políticas argentinas, parece más ilimitada que nunca. Con el anuncio de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de que sería la candidata del peronismo oficial (Partido Justicialista) en las presidenciales del 23 de octubre, estalla una concentración / dispersión de ismos que dice mucho sobre la bancarrota de un sistema de partidos poseedor, sin embargo, de una mala salud de hierro.

La gran transformación en curso es la del kirchnerismo -del expresidente y esposo de la presidenta, Néstor Kirchner, fallecido el año pasado- en cristinismo, la última reencarnación del credo que inventó el general Perón. El cristinismo había cobrado ya forma en el último año de presidencia, pero es ahora, cuando la viuda sucede al marido que debía haber sido el candidato, cuando habría que concretar qué aporta a la historia del peronismo. El kirchnerismo se presentaba como una superación por la izquierda del partido, entendido en su versión oficial y burocrática. Y el cristinismo incide en esa misma vía, pero con una impronta aún más estridente y popular. Entre las organizaciones que forman su punta de lanza están el Movimiento Evita -la encomendación al gran icono nacional es siempre inevitable-, el Frente Transversal, que expone en el nombre la geometría de sus intenciones, y la Cámpora, agrupamiento que dirige el propio hijo de la presidenta, Máximo, de 33 años, que en su advocación de Héctor Cámpora, presidente durante 49 días en 1973 que no le hacía ascos a la guerrilla montonera, subraya el distanciamiento del peronismo oficial. Y todos esos movimientos se integran como en un juego de muñecas rusas en la Corriente Nacional de la Militancia que, a su vez, forma parte del Frente de la Victoria, la coalición electoral encabezada por Cristina Fernández.

Pero la partenogénesis afecta igualmente al peronismo independiente. Existe una disidencia conocida como peronismo federal, cuyo líder es el expresidente Eduardo Duhalde, que no cuenta con apoyos extrapartidarios significativos, así como una disidencia de la disidencia encabezada por los hermanos Alberto y Alfredo Rodríguez Saá, de los que el segundo también fue presidente durante una semana en el caos que sucedió a la dimisión del mandatario -radical- Fernando De la Rúa en diciembre de 2001, y que se distinguió por propugnar el impago de la deuda exterior, en un acto más de chulería que de política.

Pero qué chorrada, Miguelete. Para la próxima, los cromos de los intendentes del conurbano, una separata sobre “ritondismo” y el poster de De Narváez.

2 comentarios:

Juan y La abanderada de los humildes por siempre dijo...

un analisis lisergico

profquesada dijo...

Así les va. Con unos analistas-pensadores como ese naturalmente irán de culo. Les falta humildad y les sobra torpeza