jueves, 21 de julio de 2011

VIVA LA PERRA LAIKA (Y GRATUITA)


De mi amigo Daniel Berisso, reportaje al astronauta Collins o “El Alunizador Fracasado”

-¿Cómo es la Luna?
-Mucho más grande de lo que desde aquí se ve, aunque el panorama estaba seriamente perturbado por la cantidad de gases atmosféricos, y la velocidad orbital desdibujaba todo. Aparte, escogimos justo su lado oscuro… Además, amigo, como es de público conocimiento, yo permanecí todo el tiempo en el interior de la aeronave, y desde allí sólo alcancé a ver un cordón de humeantes colinas grisáceas cuyo nombre científico es “rugosidades lunares”. Para darse una idea, piense en la textura del chocolate en rama.

-¿Por qué fue usted quien se quedó en la nave?
-¡Ni me haga acordar! He quedado convertido en el hazmerreír del Cosmos. ¿Pero vaya si estuve cerca..! Tan sólo a 100 metros del mágnum Nectaris: casi llegué a rozar la colina mayor, que es parte del acceso al Cráter Sacrobosco. Había niebla, y la velocidad orbital nos mareaba un poco.

-No ha respondido a mi pregunta…
-Bueno… en el interior de la cápsula decidimos dejar librado a la suerte nuestro destino, y resultó que Armstrong, el comandante de la nave, me jugó una mala pasada. Tiró una moneda al aire, que por efecto de la escasa gravedad quedó suspendida en el ángulo izquierdo del cuadro de mandos. Al abrir su guante de aluminio tenía otra, previamente acomodada, la cual decidía mi reclusión en órbita. De los tres pilotos era yo quien debía quedarse girando como una estúpida sonda espacial.

-¿Cómo los veía desde allí dentro?
-Como asquerosos fotones o granos de luz. Imagínese, hasta Lincoln se reía de mí desde la moneda que giraba alrededor del periscopio. Hubiese preferido aislarme para siempre en alguna estrella enana. Deseaba que por lo menos uno de ellos se resbalase… un tropiezo allí puede ser un viaje sin retorno. En fin, las viseras de sus cascos se movían lentas en la sombra. Si al menos hubiesen perdido el respiradero portátil…

-¿Cuál es su mensaje para la humanidad?
-Me vengaré de todos, de ellos y de las nuevas generaciones. En cuanto a sus mujeres, morirán de elefantiasis (enfermedad milenaria, de cuya relación con la infidelidad ya hablaba el Código de Manú). Les mentiré a mis nietos, les hablaré de la Luna como si la hubiera pisado.




Agrego este fragmento de algo que escribí en Los Caniches de Perón hace un año:

En 1969 la Luna no era patrimonio de la humanidad sino de un abogado, escritor, pintor y músico chileno llamado Jenaro Gajardo Vera. Así fue desde 1953 y durante cinco décadas consecutivas. La historia dice que Gajardo pretendía integrar la conducción del Club Social de Talca pero era reprobado por algunos miembros a causa de su juventud y, sobre todo, por no tener ninguna propiedad. Luego de exprimirse los sesos, llegó a una conclusión magistral: “La Luna tiene dimensiones, tiene deslinde, pertenece a la Tierra y nadie, absolutamente nadie, la ha inscripto como propia”. Fue así que, luego de gatillar 42 pesos en la oficina de Bienes Raíces de Talca, el satélite quedó a nombre suyo. Días después se presentó en el club, extendió el documento y comunicó a los chilotes presentes: “Sepan ustedes que soy dueño del satélite lunar”. Inmediatamente pasó a formar parte del directorio.

En julio de 1969, Richard Nixon le envió un cable: “Solicito en nombre del pueblo de los Estados Unidos autorización para el descenso de los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que le pertenece”. Gajardo le respondió: “En nombre de Jefferson, de Washington y del gran poeta Walt Whitman, autorizo el descenso de Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que me pertenece y lo que más me interesa no es sólo un feliz descenso de los astronautas, sino también un feliz regreso a su patria. Gracias, señor presidente”. Dicen que, como obsequio, los astronautas le trajeron un trozo de roca lunar para que pudiera “palpar” su territorio.

En 1989, un grupo de jóvenes le envió a Gajardo una carta de neto corte justicialista: “La Luna no puede ser propiedad privada. Usted puede tener los títulos de dominio que quiera, pero que, en justicia, la Luna es de quienes la trabajan”. Antes de morir, en 1998, Gajardo sentenció: “Dejo a mi pueblo la Luna, llena de amor por sus penas”. Muchos ponen en duda que aquellos astronautas hayan pisado la Luna. No obstante, si así hubiera sido, esos astronautas viajaron 384 mil kilómetros para pisar un satélite que alguien, con muy buen tino, ya había hecho suyo de un plumazo 16 años antes. Esa vez, el imperio llegó tarde. Is a fact.

4 comentarios:

vodka dijo...

un post tan largo y tan lindo merece (???) un link a un post tambien largo y lindo, que trata de la luna. Es que se trata de Italo Calvino, y es el mejor regalo que se me ocurre para este dia del amigo que se termino recien http://nosoyloquedeberia.blogspot.com/2011/04/viene-del-post-anterior-pero-este-texto.html

Anónimo dijo...

Pipo:

El/La Luna es mìa.


El Tano en nombre de la Brigada Tito Lectoure

profquesada dijo...

coincido con Hilda el post es muy lindo y las ilustraciones de Laika hermosas en su inocencia de realismo comunista. Me encanto, Hace miles que no te pasas por mi casa. veraneante de invierno. Un abrazo

Pibe Peronista dijo...

Gracias Nilda querida!

Tano, el Luna de Lectoure y... Locche!!!

Profe, en estos días me paso a tomar unos mates!

abrazo!