domingo, 7 de agosto de 2011

BREVE PENSAMIENTO PARA ESTOS DÍAS QUE SUCEDEN


Por Arnaldo Ferré o Federico Sironi

Existe cierta obsesión malsana en encontrar vicios privados en la gente pública. Los ingleses tienen una frase para ello, que es justamente: vicios privados, virtudes públicas. Todos sabemos que la calumnia ha sido y es un arma aceptada en política, y esto no es cuestión de izquierdas y derechas, de los que pertenecen y no pertenecen, de hijos y entenados, es una cuestión común a todo actor político. Pero en este país, donde la política muchas veces se manifiesta como un teatro cuasimediático, parece que la calumnia pasa a ser la única arma con un gran poder corrosivo de destrucción, porque los medios generan realidades, relatos que se inscriben, imágenes que hablan, que son tomadas como parte de lo que nos es dado. Digamos que es casi imposible sustraerse de eso, habría que ser un anacoreta, aunque en este caso creo que un anacoreta si plantea un ejemplo de tipo ético o político (y uso la disyunción excluyente porque creo que ética y política son mundos separados) también sería calumniado.

Bien, además vivimos en una sociedad ciertamente frustrada, que busca necesariamente la frustración de sus mismos ídolos o personajes supuestamente representativos. En estos días releía “El Anticristo” de Nietzsche, y pensaba que este filósofo alemán encontró una especie de cristianismo por oposición, pues para él el cristianismo convertía los vicios en virtudes, las debilidades en fortalezas; y al ir contra ello no pudo estar, como el mismo diría, más allá del bien y del mal, sino que encontró un nuevo bien y un nuevo mal, por otro lado también decadente, porque toda moral en definitiva lo es, toda vez que nuestra sociedad la mide solo en forma utilitarista, y lo que prima en el utilitarismo no es ya la democracia sino la democracia del mercado, que es otra cosa sin duda.

Y en la democracia del mercado, en la democracia mediática, la calumnia tiene un precio elevado, se paga muy bien, es rentable, sobre todo cuando ensucia a un personaje público supuestamente intachable. Pasó con las Madres de Plaza de Mayo, y ahora pasa con el Dr. Eugenio Zaffaroni. Son casos distintos, pero el negocio mediático es el mismo y la moralina acusadora también. Sabemos, en cualquier moral posible o conocida no es necesario estar libre de
pecado para arrojar la primera piedra. Y si el que la arroja tiene la suficiente fuerza como para instalar el ruido que ella provoca, el negocio se encarga del resto.

2 comentarios:

vodka dijo...

es un sesgo que yo le encuentro a los americanos de norteamerica. Dos personas se besan en publico (en las series) y alguien les dice "busquense un cuarto" Ahora, pueden masacrar poblaciones enteras que nadie tiene pudor.
Lo peor que puede hacer un politico es que se la chupe una becaria pero si manda una generacion a combatir en la concha de la lora, para defender el american way of life todo bien, hermanito.
La pacateria frente a la sexualidad ajena es infantil en el peor de los sentidos.
Pajeros.

Daniel dijo...

Y no les digo cuando se enteraron que Obama fuma.
Fuma!!! que terrible.