MILONGUITA MAJUL, EL VERDADERO INVENTOR DEL "QUEREMOS PREGUNTAR", ANUNCIA LA SOLICITADA DE LOS PERIODISTAS QUE AMAN EL OFICIO

Tiene razón “Milonguita”. El fue el inventor del “Somos periodistas, queremos preguntar” y también del “tenemos miedo”, hitos de los que ahora pretenden adueñarse los editorialistas “serios” del periodismo in the pendiente. Tendrías que haberlo registrado, Milonguita. Por buenazo, te hicieron cavado y blanco de pavita. Además, cuando lo dijiste se te cagaron de risa en la cara hasta los mismos que hoy te chorean, y vos rogabas al cielo que sucediera algo grande y pesado –que Walger tornara del naranja al pervinox oscuro, por ejemplo, cosa que finalmente sucedió– para que aquellos grotescos exabruptos pasaran rápidamente al olvido. Y hoy son bandera, Milonguita, resulta que llueve sopa crema y vos tenés un tenedor en la mano. No es justo. Por eso saliste a poner las cosas en su lugar en The (Domi) Nation, con esa maravillosa editorial Basta de ocultar información, que descontamos se transformará en un nuevo hit de batalla.

A tal punto estabas enardecido, Milonguita, que se te terminó patinando un dato que tal vez el Jefe no quería adelantar aún: “La editorial con la que terminé mi programa de televisión ayer y la presencia de decenas de prestigiosos colegas en el ciclo de Jorge Lanata tienen este propósito, igual que la solicitada que se publicará en los próximos días con la firma de casi ciento cincuenta profesionales de los medios”.

Qué importa, es un detalle, ayer fue día de festejo, jornada patria. Mirá, así recordó Leuco en Cornetita Boba la gesta de ayer por la noche junto al capataz Kirchbaum, un texto que haría llorar de risa a cualquier argentino de bien: “Queremos/preguntar. El grito fue creciendo cargado de bronca. Cada vez más fuerte. Cada vez más firme. Queremos/preguntar. Era conmovedor sentir en el pecho la hermandad que se había generado entre ese centenar de periodistas que aman el oficio y reclaman la libertad para ejercerlo. Queremos/preguntar. El nudo en la garganta fue humedeciendo la mirada. Fernando Bravo lloraba, como corresponde. Muchos sentimos lo mismo pero no nos animamos. Algo importante estaba pasando. Se le estaba poniendo un límite al poder. Se estaba ejerciendo el derecho republicano de exigir a las autoridades que no nos atropellen más, que no nos falten el respeto (…) Queremos/preguntar. Así de simple. Como el nacimiento espontáneo de este grupo llamado “Conferencia de prensa”. Surgió en los bares, como suelen nacer las cosas entre los periodistas. Con la polémica del café en las mesas y el intento de arreglar el mundo (…) La maquinaria propagandística del estado va a decir que son todos empleados de Magnetto y que le hacen el juego a la oposición. Muy obvio. Demasiado previsible. Es una mentira que los deja tranquilos. Hay que ver las discusiones y el tiempo que llevaron redactar los dos documentos. Con debates largos e incansables. Peleando por el valor de cada palabra. Bien de periodistas que no se domestican. Que no se arrodillan”.  

Maravilloso. Es increíble, estos pibes corren el riesgo de empezar a creerse las pelotudeces que dicen, o que les mandan decir.

Para contestarles, si es necesario contestarles, me quedo con estas palabras de Aliverti hoy en Página Bolche: “Les faltan varias materias para recibirse de cipayos considerables. Ni siquiera hablemos de que puedan ser cuadrazos del discurso reaccionario. Operan con fuegos artificiales que terminan en cebita. Les alcanza para comprar al tilingaje. Pero no para hacer realidad el sueño de que, por fin, las cosas estallen. (…) Esa es la gente que todos los días pronostica el Apocalipsis. Sigan participando”. Punto.