16 de junio de 1955
Mañana. Efectivos de la marina de guerra y unos autodenominados “comandos civiles” fracasan en el intento tomar prisionero al presidente Juan Perón, que se refugia en el Ministerio de Guerra.
Mediodía. Aviones la Armada bombardean y ametrallan la sede del gobierno y la Plaza de Mayo. Una de las primeras bombas estalla en el techo de la Casa Rosada. Otra impacta sobre un trolebús lleno de pasajeros y mueren todos. Lanzan en total nueve toneladas y media de explosivos.
350 muertos y 2.000 heridos / 79 personas quedan lisiadas en forma permanente. Los subversivos huyen hacia Uruguay, donde solicitan asilo político.
Después del primer bombardeo a la Casa de Gobierno, el general Perón le ordena a un mayor del ejército que vaya a hablar con el secretario general de la CGT: “Ni un solo obrero debe ir a la Plaza de Mayo. Estos asesinos no vacilarán en tirar contra ellos. Esta es una cosa de soldados. Yo no quiero sobrevivir sobre una montaña de cadáveres de trabajadores”.
Los trabajadores salieron a la calle igual, al grito de ¡Perón, Perón! Muchos fueron masacrados desde el aire o al quedar atrapados entre dos fuegos.
Luego de recuperar el edificio de la Secretaría de Marina, el general Valle le dijo a Perón: “Mi general, este ejército no le va a servir para la revolución popular. Arme a la CGT”.
Bombardeos
Habla Perón
Versión gorila
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