Por Ana Costantini*
Durante mi corta militancia en el PC (solo 6 meses, pues me echaron porque me puse de novia con un peronista y me acusaron de penetración ideológica) aprendí muy pocas cosas de política partidaria comunista. Una de las que me quedó grabada es la reivindicación por la igualdad de posibilidades.
La situación que se da en la comercialización del libro es por demás injusta y desigual.
Detallo:
Las grandes cadenas que comercializan libros (Cúspide, Yenny, Distal, etc.) reciben trato diferencial por parte de las editoriales en detrimento de los intereses de los pequeños libreros.
Para que las cadenas de librerías importantes del país exhiban sus ediciones, cualquier editorial importante, llámese Planeta, Sudamericana, Paidós, Fondo de Cultura Económica, debe realizar entre 50 y 55% de descuento en el material que intentan consignarles (sí, leyeron bien, se lo entregan en consignación). Mientras, a los pequeños libreros, en el caso de abrirnos cuenta o incluso de permitirnos comprar en firme y al contado, apenas nos hacen un descuento de un 30%, con suerte del 35%.
Las excusas de las editoriales para no abrir cuentas a pequeños libreros son innumerables: una de las principales es la poca credibilidad y desconfianza en nuestra capacidad de pago. Si se te ocurre plantearles el porqué de esa desconfianza, si yo intento pagar al contado, te responden que mejor compres en distribuidoras porque ellos sólo atienden a ¡¡¡grandes clientes!!!
Cómo se imaginarán, es casi imposible competir ante tanta desigualdad en los descuentos. Un 15% de diferencia, y además el riesgo que corremos con la compra de material en firme, es por demás una injusticia, ¿no les parece?
Lo único que tengo para justificar la existencia mínima de nuestro gremio es que somos LIBREROS y no vendedores de libros (como lo son los empleados de las grandes cadenas), y eso es lo que nos permite seguir adelante.
Se los cuento no sólo para que lo sepan, sino para que el día que quieran comprar un libro lo tengan en cuenta y, antes de entrar a la librería del shopping, piensen en el librero de su barrio o de su parque favorito, en el que les recomienda libros y no en los que le venden lo que el encargado pone en punta de góndola (porque seguro que ése tiene un 80,000% de descuento para el grupo económico que maneja la cadena de librerías a la que pertenece el empleado).
Mi denuncia es simplemente una cuestión de justicia que podemos ejercer todos nosotros a la hora de comprar; sólo que la mayoría de la gente desconoce esta situación y, a veces, para muchos (no digo todos) ¡¡¡resulta más atractivo, por el aire acondicionado y las sillitas, entrar al shopping que ponerse a revolver en una librería de barrio o en un puesto de un parque!!!
Háganlo, elijan, lean las primeras páginas de los libros si quieren, pero a la hora de comprar ya saben que para que nosotros, los pequeños libreros, sigamos existiendo es necesario que existan clientes con conciencia que nos sigan comprando. Salud compañeros, ¡¡¡y un buen 2010!!!!
*Librera desde hace 25 años en Parque Rivadavia
1 comentario:
Aguante los libreros de todos los parques!!!! "Somos libreros y no vendedores de libros". Asi es este noble oficio carajo.
FEDE
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