domingo, 15 de agosto de 2010

LA BESTIA SALGÁN

Hace poco homenajeábamos a la bestia Evans. No nos vamos a quedar rengos. He aquí otro artista sumamente modesto y talentoso: don Horacio Adolfo Salgán. Nacido en el Abasto –mi barrio– en 1916, se sentó al piano a los 6 años y desde entonces no paró. La música clásica, la brasilera, el jazz, el folclore, todos los ritmos despertaron su curiosidad, pero su casa siempre ha sido el tango.

Tuvo su primera orquesta en 1944. La formó “no con la idea de ser compositor, sino con la de tocar tangos como a mí me gustaba (…) Hay gente que le gusta ser director de orquesta, pero a mí me interesó mi vocación pianística. Sin ninguna intención de crear nada”.

Profundizó el sentido rítmico y le agregó un “toque negro”, un tanguismo auténtico pero receptivo a Bartok, Ravel, el jazz y la música brasileña. Sin embargo, en Radio El Mundo le dijeron que su orquesta era rara y que el cantor era imposible. El cantor se llamaba Edmundo Rivero. La orquesta duró hasta 1947, sin grabar y sin gran repercusión popular. Después vinieron la composición, la docencia y otras formaciones, hasta que en 1960 nació el Quinteto Real, apadrinado por Troilo.

Hubo una formación apoteótica del Quinteto Real: Salgán, Ubaldo De Lío, Leopoldo Federico (luego Néstor Marconi), Antonio Agri y Omar Murtagh. Entre sus composiciones destacan Del 1 al 5 (Días de pago), Don Agustín Bardi, Entre tango y tango, Grillito, Cortada de San Ignacio, A fuego lento, Motivo de vals, entre otras.

El 25 de mayo pasado, a los 94 años, esperó parado y emocionado para tocar nuevamente con su Quinteto Real en la fiesta del Bicentenario. Un capo, Don Horacio, carajo.



2 comentarios:

Roque Baruyo dijo...

Qué fenóemno Salgán, Pibe! Si hay algo que se acerca a la perfección tanguera es el disco que grabó con El feo Rivero. Sé que lo ha escuchado, pero vale la pena repasarlo. Gracias por traer a Salgán, indispensable. Y voy en busca de Evans, que ese post se me pasó de largo. Abrazo, amigo.

Pibe Peronista dijo...

Compartimos esa pasión, querido Turco. El maestro Salgán es un mostro.

Te mando un abrazo!