martes, 26 de octubre de 2010

EN CAMPAÑA: EL CENSISTA TIENE QUE ENTRAR

En este edificio son todos gorilas menos los del octavo A y quien suscribe. En proporción seríamos como los troskos del edificio. A tal extremo son gorilas, que en una reunión de consorcio en la que se discutía bajar algunos costos alguien propuso: “Y bueno, vayan a tocar la cacerola al gobierno que les aumenta el sueldo a los porteros sin parar”. Hay un gordo ladri que se dice ser “la pata radical del PRO”. Paradójicamente es rengo. Hay progres, liberales, fachos, indiferentes, estúpidos, sionistas, todos bajo un común denominador: la repulsa a este gobierno autoritario y mafioso. Entonces, el tema del Censo es bisagra.

Hace un mes apareció un cartelito: “Por razones de seguridad hemos decidido que el día 27 de oct los propietarios bajen a censarse al hall. El que termina le toca el timbre al que sigue”, etcétera. Hemos pataleado porque nadie nos consultó en la “decisión”, y ahora el “hemos decidido” ha mutado a “sugerimos”.

Esas “razones de seguridad” son claramente un acto de escarmiento contra la “mafia del INDEC”. Es el caprichito que deviene psicosis. Acá, quien más quien menos, todos tienen su empresita, su comercio, lo que sea. Los containers desbordan de mercadería cuando llega un pedido del súper, cambian el auto cada dos años, van a un club o al country, pagan expensas de una luca y usan perfumes de 500 mangos. Tan mal no van sus negocios con los números del INDEC. Los justos incrementos salariales de los encargados son un vuelto en comparación con los números que manejan estos muñecos. Son los del “grupo A”.

Están también los del “grupo B” que ansían ser como los del A y no les da la nafta pero votan CON los A en las reuniones de consorcio. Son los cipayos del A. Hasta físicamente: los A sacan la basura por la puerta de servicio, que da a la (única) puerta principal de los B; los A tienen dos ascensores, los B uno, y así sucesivamente. Yo soy B segregado por peronista. Los del octavo A son raras avis que reniegan de su estirpe: votan a los K y hacen asado en la terraza.

Esto es capital, Villa Crespo, clase media. Acá ganó Pino, fue el único bastión donde Pinito le ganó al Niño Mauricio. Hay mucho PC veterano y mañoso también.

En definitiva, la raras avis y yo hemos decidido que este miércoles el censista entre a nuestras casas, se tome unos mates, pique algo y luego haga su trabajo, o viceversa. Para que trabaje mejor, con la privacidad necesaria que necesitan él y cada familia y sin ser observado como un energúmeno. No sólo en nuestras casas sino en todos los deptos. EL CENSISTA ES UN LABURANTE Y NO PUEDE SER TRATADO COMO UN DELINCUENTE. Tratemos de hacerlo en todas las casas de departamentos con amabilidad, y si no, démosle a cada uno de ellos su Guillermito Moreno personal trainer.

6 comentarios:

Jorge Devincenzi dijo...

eso le pasa por no vivir en un barrio popular

Pibe Peronista dijo...

Devicenzi, jaja, usted vive en Boedo, que es precisamente Fuerte Apache!!

Un abrazo !

vodka dijo...

va a mi blog y bajese una copia, y haga fotocopias de eso que tengo arriba de que esta es una buena oportunidad para censar boludos.
Y peguela por todos lados.
Yo vivo en casa, pero me parece que la voy a agarrar y la voy a mandar a toda la lista de correos, inclusive los que venden viandas, los que hace 10 años que no veo, y entenados, amigos y desconocidos.
Es que la paranoia es una cosa y la pelotudez una muy distinta. Un cariño. nilda
nosoyloquedeberia.blogspot.com

Marcela Fumale dijo...

O sea que al final usté pibe vive en un pequeño Venado Tuerto vertical!!!
Excelente post, lo comparto en FB. ;)
Un abrazo compañero.

Pibe Peronista dijo...

Más que tuerto, ciego. Sin embargo, es un barrio hermoso y mucho menos gorila que Caballito.
Besos!

NicoK dijo...

Vivo en un 3ºA de un barrio aún menos popular -Coghlan-, dejaré pasar al censita, voto a los K y hago asado en la terraza. No sólo eso: mi mujer se enroló como censista por el puro placer de ver la cara que ponía la gente como uno. Consola saber que existen otros especímenes similares.

Comentario aparte: trabajo en una típica oficina del microcentro donde daban por certero que si uno declaraba tener más habitaciones que moradores, el gobierno lo obligaría a alojar inmigrantes...