lunes, 1 de noviembre de 2010

MONTI MANDÓ A TOMAR POR CULO A CLARINETE

El prestigioso dramaturgo Ricardo Monti tiró a la basura el premio que le dio Clarín en 2003 por su obra “No te soltaré hasta que me bendigas”. No, no lo confundió con un pituto como García Belsunce. Simplemente se hinchó las pelotas de indignación y lo revoleó al carajo.

Hace poco, una alumna suya llamada Jazmín le preguntó si lo incomodaba alguno de los muchos premios nacionales e internacionales que había recibido. La respuesta está en una carta que el autor envió a Tiempo Argentino:

“Tomé plena conciencia de que ese premio me avergonzaba. Me sentí irritado. No me producía orgullo. Por supuesto, no estoy hablando de las valiosas personas del jurado que discernieron ese galardón y por las que albergo enorme respeto y agradecimiento. Se trata, simplemente, de Clarín”. (…)

“No es para mí un honor contar en mi haber con un premio otorgado por una empresa monopólica gravemente sospechada y acusada de delitos de lesa humanidad, en plena investigación judicial por la apropiación de bienes en connivencia con la última dictadura cívico-militar mediante una maniobra conjunta que implica ni más ni menos que operaciones de prensa seguidas de secuestros, torturas y asesinatos. Una empresa cuya dueña y su principal gerente están gravemente sospechados y acusados de haber robado hijos de seres humanos secuestrados, torturados y que continúan desaparecidos.


"No es un honor para mí ostentar el premio de una empresa monopólica que ha desvirtuado su deber de informar, remplazando la noticia por operativos de prensa sólo destinados a la defensa de sus intereses económicos, al desconocimiento de la autoridad del Estado y a la obstaculización de la revelación de la verdad en los crímenes de lesa humanidad antes mencionados. No es para mí un honor cargar con el premio de una empresa monopólica que tiene el privilegio de crear, precisamente por su posición dominante en el campo de la comunicación audiovisual y la información en general, un muro de impunidad y silencio, desinformación y mentira acerca de sus actividades pasadas y presentes, en concurrencia con sectores políticos y hasta judiciales, a los que no puedo sino imaginar, a algunos como socios directos y a otros como sujetos acobardados por el poder monopólico o, peor, vilmente comprados. (…)

“No, Jazmín, no me enorgullece ese premio. Por eso lo devuelvo públicamente, como públicamente lo he recibido. No sé cómo es el procedimiento legal o burocrático para hacerlo y tampoco quiero perder mi tiempo en averiguarlo. En cuanto al soporte material que lo representa, ya está, como expeditivo desenlace, en el tacho de la basura.”

1 comentario:

la húngara dijo...

Ricardo Monti, indudablemente un ejemplo