Por Federico Sironi
– ¿Qué tal, cómo le va? Vuelvo a encontrarlo.
– Veo que lleva los anteojos que le regalé.
– Sí, nunca me los saco. ¿Escuchó por televisión la nueva marcha los muchachos progresistas?
– No miro televisión, no tengo cable ni antena. Como me dedico a escribir, trato de observar lo que pasa en la calle. Ese desconcierto es mi pantalla. Además, desde que le di los anteojos veo tantos monos…
– Se los devuelvo si quiere.
– No, téngalos, téngalos…
– Le cuento, es una marcha extraña, solo refiere a ellos, no habla de la gente del pueblo.
– Puedo hacerme una idea de lo que me dice. El progresismo deviene de la izquierda y, como la izquierda, es divino. Su relato prejuicioso y puritano no puede dar cuenta de la realidad. Aunque de alguna manera, ni usted ni yo podemos tampoco hacerlo.
– Usted es un intelectual. Un intelectual al que le gusta el fútbol. ¿Vio el caño que metió el otro día Gio Moreno?
– Sí, lo vi.
– Hoy está parco, algo le pasa.
– Pensaba en la muerte de Massera, en que cierta cultura establecida por sus métodos todavía existe en la sociedad, solo está velada, lo cual me preocupa.
– No joda, ese hombre está en el infierno, se va a pudrir allí.
– Nunca llegará al infierno, recorre el mundo de los insepultos, el infierno sería demasiado ameno para él. Está condenado a enfrentarse continuamente con sus crímenes.
– Era un monstruo.
– Mire, hoy no estoy de ánimo. De cualquier modo lo peligroso para la sociedad no son los monstruos, que son pocos e identificables, lo peligroso es el hombre común. Pero déme nuevamente tres rosas amarillas.
– ¿Va a renovar su homenaje a Néstor?
– Sí.
2 comentarios:
ME ENCANTO!!
me gustan estas nuevas agua fuertes porteñias, porque me gusta el tio fede.♥ Mendozita
Publicar un comentario