MÁS BIGOTE QUE NUNCA

Ni hablar de ponerla en la luna de miel. Por salame y por goloso, el Niño Mauricio se guardó para el multiorgásmico lanzamiento de la policía metroplotina en la comuna 15, que abarca –ente otros– a mi barrio, Villa Crespo. Fiel a su estilo de “depredador en ojotas”, el Niño nos llenó la calle de ratis justo en el día del aniversario de Don Osvaldo Pugliese. Loco, loco de alegría, porque en eso consiste el desarrollo social para él: en reventar al excluido en resguardo del incluido y, por sobre todas las cosas, de una buena moquette.

Desplazándose en su hábitat natural, subiendo enfervorizado a algún patrullero con el bigote en el upite, pateando una moto o frotándose la macana eléctrica en zonas erógenas, confesó: “Hoy en uno de esos días en que uno dice que valió la pena meterse en política” y prometió que “habrá más cámaras, más motos, más efectivos, más patrulleros” porque “no pararé de trabajar para que todos los habitantes del país recuperen la seguridad”. No aclaró si el concepto “habitantes” comprendía también a, por ejemplo, los tobas de Formosa. Aparentemente no.

El Niño arengó a la tropa: “Hagan sentir que en la calle lo que vale es el trabajo, el esfuerzo y el respeto para construir una mejor sociedad”, y confió en “seguir haciendo crecer la Metropolitana con parte de los ahorros de la Ciudad”.

A no pederse este video, donde Mauricio logra evacuar el bigote y vuelve a engullirlo con fruición, Burzaco asegura que la policía metropolitana no es solo una promesa de campaña, sino la mejor manera de tratar a la gente que vive en Buenos Aires, Michetti tilda de hazaña llenar un barrio de gorras y Rodríguez Larreta jura, emocionado, que se le pone la piel de gallina.