jueves, 21 de enero de 2010

MARECHAL: UN BANQUETE DE PERONISMO

Un ensayo de la genial escritora, catedrática, investigadora y compañera Graciela Maturo –con quien tuve el honor de cursar Introducción a la Literatura en mis años mozos– desgrana la simbología y las claves de la presencia del peronismo en la obra del gran Leopoldo Marechal. De ese extenso texto, que vale la pena leer en su totalidad, destacamos algunos párrafos.

En principio, dice Maturo en El peronismo en la obra de Leopoldo Marechal (Revista Peronistas): “¿Cómo pensar que un suceso social y político tan importante como el peronismo no iba a trascender literariamente? Solo el prejuicio de algunos críticos, o el pudor de quienes hemos querido evitar que se confunda la lectura del texto con la militancia, han impedido desarrollar plenamente esa relación (…) Existen la novela y el teatro del peronismo, y en menor grado la poesía” (…).

“En décadas recientes ha sido Eva Perón la figura que ha suscitado la atención de los novelistas (…) Lo que se ignora o se echa en olvido es que Juan Domingo Perón había merecido ya una novelización importante en los años ‘70: me refiero a la novelística del llamado boom latinoamericano, y con anterioridad a este, a la narrativa y teatro de Leopoldo Marechal. No es este el momento de demostrar que el boom fue un operativo político-literario lanzado y publicitado alrededor de 1970, con anterioridad al retorno de Perón. Supuestamente habría existido una reunión entre Perón o sus delegados con un grupo de escritores, auspiciada por el editor Carlos Barral. El operativo dio como resultado un grupo de novelas de diversa calidad, publicadas entre los años 1972 y 1975.”

Sobre el Boom Latinoamericano, Maturo señala “la presencia del fenómeno peronista, y de su líder el general Perón en El recurso del método de Alejo Carpentier, El otoño del Patriarca de Gabriel García Márquez, Libro de Manuel de Julio Cortázar, Yo el supremo de Augusto Roa Bastos y en algunas otras creaciones del ciclo. La figura de Perón es aludida en estas obras de muy diverso modo, por ejemplo a través del dictador nacionalista Gaspar de Francia en la novela de Roa Bastos, que dice de sí mismo 'soy un león herbívoro'; o bien en la imagen del magistrado de Alejo Carpentier, caballero que muere el 1º de julio (…) o en la figura del anciano general que se arrastra por los pasillos de la Casa de Gobierno con la mirada clarividente de quien sabe que van a matarlo, en la obra de García Márquez. En la novela de Cortázar, que no es de las mejores del ciclo ni de su propia producción, asoma con claridad la idea de una tarea grupal emprendida por escritores a la que el autor llama lúdicamente ‘la Joda’".

La escritora resalta que “Leopoldo Marechal fue precursor de esta novelística que posee, además de las posibles claves concretas, un sentido político amplio y abierto hacia el futuro. Sus tres novelas, Adán Buenosayres, 1948; El Banquete de Severo Arcángelo, 1965, y Megafón o la guerra, 1970, son OBRAS DOCTRINARIAS ligadas al peronismo histórico. En las dos últimas novelas mencionadas, así como en su drama Don Juan, mi personal lectura reconoce la figura de Juan Domingo Perón, elaborada o aludida de diversos modos. Adán Buenosayres es, de las tres obras, la de menor incidencia política (…)


"En su segunda novela, El Banquete de Severo Arcángelo, es donde el autor ha entrado plenamente, a mi juicio, en el terreno político. Marechal, el poeta depuesto, como se autodenominaba en estos años de ostracismo que siguieron a la autodenominada ‘Revolución Libertadora’, necesitaba justificar su propia participación en un movimiento execrado o incomprendido por una parte de la sociedad nacional, y especialmente por sus pares, los intelectuales. Al mismo tiempo se propuso desplegar las motivaciones históricas y la sustancia doctrinaria del movimiento, restaurando la conexión originaria entre peronismo y cristianismo. En tercer lugar anotaría como propósito la construcción política de un nuevo momento histórico, hacia el cual llamaba a sus conciudadanos.

“Su tercera novela, Megafón o la guerra, que apareció un mes después de su muerte, completa en forma exultante la narración del operativo iniciado por Severo Arcángelo, a través de un nuevo héroe, Megafón, que apunta al mismo personaje histórico del general Perón (...).”

La segunda novela de Marechal, El Banquete de Severo Arcángelo, es para Maturo “un camino de formación espiritual y política”, que deber ser leída “atentamente, según la fenomenología, sin prejuicios, y hermenéuticamente, según la historia. (…) Ante todo, asistimos a la división inicial de Marechal-editor y Marechal-personaje, esta vez encarnado en la figura de Lisandro Farías.

La obra “comienza con una fecha puntual, que debemos retener para una correcta hermenéutica: ‘Hoy es el 14 de abril de 1963’. Hay en el autor un afán de situar su mensaje en tiempo y en espacio. Es el tiempo de la caída de Frondizi, y empiezan a moverse las estructuras políticas como siempre que se produce una vacancia en el poder. Lisandro Farías (…) cuenta en su relato el momento en que fue ‘llamado’ a la participación política.

“Esa invitación comportará el abandono de la ‘vida ordinaria’ y su conexión con un gran operativo teológico-político, puesto en marcha por ‘el Fundidor de Avellaneda, de nombre Severo Arcángelo... (…) Severo también es un actor y un director de escena, lo cual alude a sus distintas facetas y a su condición de estratega. Hay en la novela una mención directa a Perón en su condición de desterrado y creador de la noción política de Tercer Mundo, retomada por De Gaulle y Mao. No esperemos sin embargo un retrato del líder de acuerdo con su realidad física.”

En el retrato que hace Marechal de Severo Arcángelo, “lo que remite a Juan Domingo Perón (…) es esa caracterización de tigre y esa pintura del soldado, tostado en los fogones de la zona cordillerana que recorrió incansablemente, y en los fuegos internos propios de su condición ascética y meditativa. Pero además de la configuración esencial, que hemos visto señalada con aproximaciones mitológicas, es principalmente el suceso narrado en la novela lo que apunta decididamente al conductor; es decir, el haber puesto en marcha una empresa que aquí es llamada ‘preparativo del Banquete’, y que tiene mucho de juego simbólico, teatral, barroco, cómico y sublime como todo aquello que religa el hacer humano a fines trascendentales.

El rumbo final del operativo en juego (…) consiste en una transmutación alquímica. Los hombres-robots, los hombres dormidos de la Vida Ordinaria, habrán de despertar para convertirse en hombres verdaderos e incorporarse a un accionar colectivo, que es político y religioso. Se halla en juego la salvación del alma y la construcción de la COMUNIDAD ORGANIZADA (…) Aparecen también en la obra los infaltables opositores al Banquete, defraudados por no poder liderar el operativo: Gog y Magog, de nombres apocalípticos.

“El carácter apelativo de la obra, mediado por el juego literario, se hace evidente. Marechal llama a sus connacionales a un compromiso político con sentido finalista, íntimamente ligado al mensaje cristiano: una 'formidable operación de intranautas'... (…) Tres monólogos de Severo Arcángelo nos acercan su pasión doctrinaria. El hecho de que estos se hallan grabados en la cinta magnetofónica nos trae una referencia concreta al líder ausente y a sus mensajes grabados que los militantes conocíamos y nos transmitíamos con celoso sigilo en ese tiempos en que señores democráticos habían prohibido hasta la mención del nombre de Perón. El primer monólogo dice así:

‘¿Volveré a jugar mi alma? ¿La jugaré a estos dados brillantes? Mi vida entre la espada y la pared: entre una espada hostil que me acosa de frente y una pared idiota que me agarra de atrás. ¿Y si diese yo el brinco de costado, a la derecha o a la izquierda? Nunca me gustó la oblicua ni el camino más corto entre dos puntos: la mía es una raza constructora de laberintos para héroes astutos que tienen ya su carretel de hilo conductor y para necios que deambulan estrellándose contra los muros y los enigmas. Yo prefiero salir con la hebra de Ariadna y no con el dudoso armatoste de Ícaro. Severo Arcángelo me llaman o el Quemador de hombres; deberían saber que yo fui el quemado absoluto y que solo importa el bello monstruo que nacerá de mi ceniza. ¿La estirpe de Caín? Ella descubrió la metalurgia y edificó la ciudad secreta: Caín mató, y el que mate a Caín será castigado siete veces. ¿Volveré a jugar mi alma? ¿La jugaré a estos naipes de colores? Feliz el que interprete un día este Monólogo del Fundidor.’

(…) El pensamiento que interpreta (recordemos el año declarado al comienzo) es el de un Perón desterrado y descarnado que casi medita sobre una nueva jugada de naipes. Y esa jugada será laberíntica, difícil, demandará de la fuerza y la astucia de Caín más que de la inocencia de Abel.

(…) El operativo político mesiánico tiene en sus últimas fases grandes opositores que no son ya solamente Gog y Magog, sino su jefe, el GRAN MACACO, SATÁN-MICO DE DIOS, que pretende sustituir la función divina. La creación de este demiurgo sustituto es Colofón, el hombre (…) Si se piensa en el año de gestación de esta obra, se podrá apreciar su grado de anticipación profética, y la actualidad que adquiere hoy al ser releída.

Maturo subraya la importancia de símbolos como éste: “Lo que importa no es el Banquete sino la ORGANIZACIÓN [...] 'Y aquí estamos –dice Farías– yo, usted y los otros, debatiéndonos entre dos líneas de fuerza, una que trata de ganarnos para el Banquete y otra que intenta hundirnos en la noche de los réprobos'".

“En el cierre del libro, Marechal-editor retoma la palabra luego de haber escuchado el mensaje de Lisandro Farías en su lecho de moribundo. El mismo considera que este mensaje debe ser transmitido, por su propia salvación. El tiempo de escritura de la obra es la década del ‘60, tiempo en que se empieza a esperar en la Argentina el regreso de Perón, que el autor dibujó con audacia en su Don Juan. En Megafón o la guerra, escrita en los últimos años de la década, ya se advierte otro tono, más operativo y político. La novela abarca nuevamente un aspecto doctrinario, una revisión histórica de la Argentina y la exposición de su camino posible a través de una épica de redención y sacrificio.”


Pipo

8 comentarios:

AM dijo...

Leer el Pibe Peronista es como abrir las ventanas y que entre el aire.

Pibe Peronista dijo...

Gracias por el elogio Anita!! Liderazgo Cristina es un máquina de informar y esclarecer temas.

Un beso
Pipo

Chabon Piola dijo...

Apabulla su despliegue intelectual , realmente tenemos reservas de think tanks nac&pop.
Un abrazo peronista.

Pibe Peronista dijo...

Gracias Chabón, la compañera Graciela Maturo es un cuadro de la "inteligentzia" peruca, de lo mejorcito que tenemos. Aguinis le ceba mate y Rozitchner le lustra los zapatos con la lengua, manga de gorilas putos y mediocres!!!

Un gran abrazo!
Pibe

Anónimo dijo...

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