
Para mí, que me crié en el Abasto, Gardel es mi primera patria. El almacén de Guardia Vieja y Billinghurst, el café de Gallo y Humahuaca y hasta la tintorería ponja de Corrientes y Bustamante lucían el retrato de El Morocho como estandarte irrefutable. Los puesteros del mercado, el tano “Mangidormi”, el loco Dante de la murga “Los Envidiados del Abasto” y hasta el pelado Luca eran El Mudo. Cada uno era un poco, un átomo de Gardel. Qué orgullo, carajo. No hay Abasto sin Zorzal, y viceversa. No hay sonrisa sin Zorzal.
Jean Jaures 735: última morada.
Parafraseando a don Celedonio:
“Y al oírlo otros bardos, pegan el grito,
lo junan con envidia de rabanito
y se atan con alambre los pantalones.”
Salud, Mago, a 75 años de aquel fatídico Medellín.
Dibuje maestro:
1 comentario:
yo postie un poema de costantini que sera de su agrado.
a mi me gusta mucho el clip de boquitas pintadas, con gardel de robe, el pelo engominado, sonrisa de ganador y evidentemente recien levantado, feliz, en la mañana despues de una partuza con las rubias de new york.
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