STAMATEAS: COLUMNISTA DE TIEMPO ARGENTINO Y APOLOGISTA DE A. ROZITCHNER ¡QUÉ ELÁSTICO ES EL REINO DEL SEÑOR!

De entrada me pareció una pelotudez darle una columna diaria de opinión a Bernardo Stamateas en la contratapa de Tiempo Argentino, pero me la comí con fritas: al fin y al cabo un diario no debe apuntar ni a la erudición ni al cachivache, sino a captar lectores de amplia gama. Por ese lado, Stamateas es el escritor de “autosuperación” de habla hispana más vendido en el país, Centroamérica y los EEUU. Dice que puede llegar a escribir cuatro libros por año, aunque en el formato de "charlas"; hablando en criollo: desgrabaciones refritadas. "Más bien es un libro hablado”, dice. Ladri.

Es también psicólogo, sexólogo, teólogo y pastor, fundador del templo “Presencia de Dios” en Caballito y hábil quiosquero televisivo. ¿Me equivoco si digo que estamos hablando de un ALTO LADRI que moja el pan en todos los platos? Creo que no. Y no hablamos del Ladri Maravilloso, caso Roberto Galán –Dios lo tenga en la gloria–, creador de un espacio paralelo al mundo y a la vez ajeno y semejante a él, sino del Ladri Carroñero que especula y lucra con pobres almas desde el chamuyo flaco y la “espiritualidad”.

¿Cómo llega Stamateas al staff de Tiempo Argentino? Aparentemente trabajó unos meses en Casa Rosada durante la presidencia de Néstor, “ad honorem” –claro, ahí lo que “garpaba” era el acopio de contactos–, contestando cartas que la gente le enviaba al entonces primer mandatario.

Ahora Stamateas acaba de prologar el último libro de Alejandrito Rozitchner, un pelafustán que se autodefine “filósofo” pero que no pasa de ser un triste creador de aforismos para perejiles de Barrio Norte. Otro Ladri Carroñero que, además, oficia de asesor de Macri como “potenciador de entusiasmos” mientras adhiere fervientemente a sus políticas. Una suerte de Narosky fumado, sumamente gorila y edípico, que define al peronismo como “una mafia ilícita” y a los peronistas como “veneradores de cadáveres”.

Una cosa es escribir o chorear en diversos medios de comunicación, y otra muy distinta es ser prologuista de Rozitchner. En el primer caso se hace exclusivamente por la moneda, lo cual no está mal; en el segundo, porque se tiene cierta o total afinidad ideológica con el autor. A mí este muñeco ya me hinchó las pelotas. No quiero leer en el diario que compro todos los días a este Tendero del Once que trabaja, también, como guía espiritual y filosófico de la Legrand, Tinelli, la Giménez o la Alfano. Hay mucho compañero con talento como para ocupar ese espacio, algunos incluso inéditos. Si lo echan a la mierda a Stamateas no va a tambalear su economía, para nada. Es un bicho sumamente adaptable y, además de “reflexionar”, sabe tocar el saxo y el clarinete (cuac).

Sí, me puse la gorra, y ha sido un placer.